EL TABACO Y LA ETICA DEL BUEN GOBIERNO
EL TABACO Y LA ETICA DEL BUEN GOBIERNO
Si bien es cierto, y un grave problema social, que el tabaquismo es la causa de unas 50.000 muertes al año en el estado español, y 3.000 de estas muertes son de fumadores pasivos, es decir de aquellos que no querían fumar, pero por el efecto de aquellos que fuman se han convertido en fumadores forzosos, no menos cierto es que el tabaco fue socializado durante generaciones. Hace 30 años era legal la publicidad en televisión del tabaco, así como en cualquier medio de comunicación, hace 40 años era normal fumar en una sala de cine o un ascensor. Poco a poco se ha ido limitando, hasta llegar a la nueva ley contra el tabaco, en la que se prohíbe fumar en cualquier bar, restaurante o cafetería. Y aunque ha bajado el número de fumadores, el 33% de la población fuma.
La nueva ley antitabaco, entiendo que intentan ahondar en la solución del problema del tabaquismo, pero ha suscitado una grave controversia social entre fumadores y no fumadores. Si se trata al fumador como “chulo de barrio”, y promovemos su persecución, alentamos la conflictividad social, y esta es precisamente la sensación de muchos fumadores, que son más de 14 millones en el estado, ya que entiendo que la inmensa mayoría intentan ejercer su derecho sin molestar a nadie. Por otro lado, no podemos tolerar de ninguna manera que alguien fume pasivamente de forma forzosa, siendo perjudicada su salud seriamente en el medio y largo plazo. Es de justicia encontrar una solución satisfactoria para todos.
¿Era esta la única forma de legislar? ¿No había otro tipo de opciones? Siempre hay opciones. Es una ley curiosa. Se prohíbe fumar en bares, restaurantes, sitios públicos cerrados, excepto campos de futbol y plazas de toros. ¿Por qué esas excepciones? Por otro lado se sigue subvencionando el cultivo del tabaco y subiendo los impuestos del tabaco, que supondrán 780 millones de euros para el estado en 2011. Lo cierto es que los hosteleros no están contentos, un gran número de fumadores se sienten perseguidos, y el problema continúa, pero desde luego no en los bares. A pesar de todo, la ley se está cumpliendo en Aragón en gran medida y casi sin incidentes a pesar de algunos hechos violentos al principio de su aplicación. No obstante muchas han sido las discusiones, enfrentamientos e incluso amistades rotas por este debate.
En definitiva, una ética de gobierno sana, intentaría buscar puntos de equilibrio más que enfrentamiento o crispación. Crispación es algo que el gobierno central en Madrid, independientemente del color que gobierne sabe hacer muy bien. Un juego del que sale beneficiado en un momento gravísimo de recesión económica, debates como este o el de los controladores, aun siendo necesarios, sirven para desviar la atención y ponerse medallitas (por la forma de aplicar las medidas), y con las elecciones a la vuelta de la esquina.
Como se aprobó en el último Comité Ejecutivo Nacional de TA, creemos que Aragón debe de desarrollar su propia legislación en esta materia, garantizando los derechos de absolutamente todos los ciudadanos, fumadores o no, de modo que nadie que no quiera fumar lo haga de forma pasiva, y que los fumadores tengan sus espacios sin necesidad de entrar en una legislación represora. La clave entenemos está en tomar medidas que no crispen socialmente y sean de un gran y amplio consenso para todos. ¿Se pensó acaso en sentar a representantes de ambas partes a debatir sobre la conveniencia de las medidas a adoptar en esta nueva ley? No, pero se podría haber hecho, aunque la decisión final hubiera sido del gobierno, habría sido un síntoma del buen talante y de diálogo social.
Más practicar y menos presumir es lo que le hace falta al Sr. Rodríguez Zapatero.
4 comentarios
Bla, bla, bla -
¿Vicio?. Sí que tienes sí. El de manipular a la gente, que eso también es un vicio.
Por cierto, ¿no echaste a una persona de "tu" partido porque estaba en contra del tabaco?. Jodo, vaya tolerancia la tuya.
guillenf -
Creo de todas formas, mas allá de las actitudes personales para dejar de fumar, como se llega a un consenso social que favorezca un nuevo marco de convivencia normalizado y no traumatico.
gabriel fuertes -
Fumaire -