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Guillen Manuel Forcada

Aragón, una estrella que ha de brillar con luz propia.

Aragón, una estrella que ha de brillar con luz propia.

Aragón, una estrella que ha de brillar con luz propia.

En los albores de este tercer milenio, podemos echar la vista atrás y podemos analizar las constantes que han marcado el devenir del pueblo aragonés. No es aventurado afirmar que la decadencia que comienza en el Reyno de Aragón con la llegada de los Trastámara, se acentúa con la entrada de los Habsburgo y llega a su punto final con la casa de Borbón. Entre 1412 y 1714, Aragón es esquilmado por la expulsión de judíos y moriscos, y pierde la iniciativa en el escenario internacional, una decadencia política que se traduce en la explosión de los hechos de 1591 y el posterior recorte de fueros de 1592, hasta llegar a su supresión definitiva con los reales decretos de nueva planta de 1714.

Aragón, tras la guerra contra Francia, queda definitivamente arruinado social, política y económicamente. Es prácticamente increíble que, después de lo que supuso para el viejo reino el paso de las tropas napoleónicas por nuestro territorio, hayamos sido capaces de reconstruir este país, a pesar de sufrir las continuas crisis políticas que afectaron al estado español durante el XIX. La figura de Joaquín Costa y el pensamiento regeneracionista que impulsó, fueron un gran avance para la época y ayudaron a forjar el Aragón moderno. Pero también figuras como Julio Calvo Alfaro o, poisteriormente, Gaspar Torrente.

El siglo XX no fue mucho mejor tras la guerra civil. Una postguerra que durante 20 años (1936-1956) sumió a nuestro pueblo en la autarquía y en las cartillas de racionamiento del modelo económico franquista.

Aragón siempre ha tenido personas que en el peor de los momentos han dado la cara por este país y han sabido dar la talla moral y cívica. Muchas veces personas anónimas o poco conocidas. Glorificamos a los que han sacrificado en la batalla sus vidas, o han realizado gestas heroicas como Casta Alvárez, la condesa de Bureta, María Agustín o Felipe San Clemente en los Sitios de Zaragoza. Pero poco se habla de los reconstructores de este país, de su trabajo y su dedicación. Al final, Aragón siempre ha sido tierra de personas que, desde el anonimato, han reconstruido el país una y otra vez, y que han generado riqueza, tanto es así que el estado siempre ha encontrado en nosotros un filón con el que financiarse.

Como ejemplo, en los últimos 30 años Aragón ha aportado a las arcas del estado mucho más de lo que ha recibido fiscalmente, sin tener en cuenta la unidad de mercado que caracteriza al estado español moderno. Somos históricamente un territorio cuya balanza en comercio exterior ha dado tradicionalmente superávit en lugar de déficit, a diferencia del resto del estado. La economía aragonesa, aún suponiendo el 5% del total del PIB español (el 3% de la población total), ha generado una deuda minúscula en la comunidad autónoma (2% frente al 75% del estado) y un déficit público del -1,7% frente al -11% del estado, y un nivel de desempleo del 13,5% frente a más del 20% de media del estado español, con lo que se pone de manifiesto la potencialidad de este país para construir su futuro.

El estado español moderno viene fracasando en su estructura económica desde su creación. Actualmente, el desequilibrio terriotorial es el problema que sigue sin resolverse y sin querer ser abordado, y los territorios deficitarios del estado coinciden mayoritariamente con los de la antigua Corona de Castilla, con especial incidencia en la mitad sur, que es pobre y dependiente de la riqueza que se genera en los terriotorios de la antigua Corona de Aragón, Rioja, Nafarroa y, de vez en cuando, Euskadi. Madrid, el gran elemento centralizador, también lo es de desequilibrio territorial. Como comentábamos en el artículo anterior, este fracaso se ha venido maquillando durante los últimos 25 años con la entrada de españa en la UE y el acceso a los fondos estructurales, que cada año supusieron un 2% de incidencia en el PIB, lo que favoreció la creación de una economía artificial en torno al ladrillo. Una vez desaperecidos estos dos elementos económicos, se vuelve a perder el equilibrio en la economía, sin verse una salida fácil.

A esto añadimos que la crisis no ha llegado para todos por igual. Como antaño, en plena época del imperio, mientras el pueblo pasaba hambre, los grandes de españa hacían sus grandes fiestas y vivían en el mayor de los lujos, hoy una clase política alejada de la realidad cotidiana en su forma de vida, vive con prebendas y privilegios propios de una casta. Coches oficiales, pensiones vitalicias, sueldos millonarios, falta de transparencia en las cuentas públicas, desmovilización de la ciudadanía, orquestada desde el poder central, compra de favores... han hecho que la sociedad recele de todo aquello que suene a política. Sin embargo, es una estrategia que de momento ha favorecido a los que ostentan el poder, pues a falta de alternativa, se perpetúan y, cuanto más tarde la sociedad civil en reaccionar, más endurecerán las condiciones de vida de los ciudadanos con sucesivas vueltas de tuerca. Las grandes empresas financieras, que son las que han provocado la última crisis, mantienen altas ratios de beneficio en sus cuentas, y pretenden que sean los ciudadanos los que paguen como de costumbre en españa, lo que se traduce en inestabilidad laboral creciente y constante.

Es de aquí de donde parte la encrucijada para el futuro de Aragón. Si el estado no tiene ya un imperio del que financiarse, ni una UE a la que sacar los cuartos, sólo quedamos los de dentro. El estado español se enfrenta en las próximas décadas a un reto crucial: reestructurase o fracasar definitivamente desde un punto de vista económico. Quizás muchos esperan seguir sacándoles los cuartos a los europeos, como están intentando en Grecia, pero españa supone una economía cuatro veces mayor, y por tanto cuatro veces más difícil de rescatar. La quiebra económica del estado fue postulada recientemente de forma oficial desde el Finantial Times. Y el riesgo se mantiene vigente...

Hemos visto como el centralismo no ha sido la solución durante siglos, salvo para los que se benefician directamente de él, y que todos los intentos por reformar el estado y hacerlo competitivo han acabado fracasando. Por tanto, Aragón, para progresar, ha de avanzar decididamente, construyendo su propio camino, recuperando los máximos niveles posibles de soberanía política y económica. El fracaso económico del estado, e incluso su colapso, no ha de implicar, a juicio de Tierra Aragonesa, también el fracaso de Aragón.

Aragón, por historia, tiene derecho a la recuperación de su estatus foral. Aragón, por tanto, puede y debe forzar un nuevo pacto constitucional desde el consenso de la inmensa mayoría de la sociedad aragonesa que nos encauce en esta vía. Curiosamente, las comunidades que mejor están afrontando la crisis y que actualmente menos nivel de desempleo muestran son Euskadi y Nafarroa. Queremos también que Aragón disponga de su riqueza para que los aragoneses vivamos mejor.

Para Aragón un nuevo fuero que sustituyera al estatuto de autonomía, o si fuera preciso como texto constitucional, podría ser un marco político que garantizara una sociedad política y económicamente saludable. Una democracia participativa y de listas abiertas. La recuperación de la figura del Justicia como máximo responsible del poder judicial aragonés y controlador de las instituciones públicas con resoluciones vinculantes, la garanatía de transparencia y participación ciudadana en el control de la ejecución de las cuentas de las instituciones públicas, la participación ciudadana en la gestión de los municipios aragoneses, garantizar un marco de relaciones laborales que genere empleo estable y favorezca la productividad y competitividad empresarial y la capacidad de establecer relaciones internacionales propias, serían todas ellas cuestiones básicas que deberían contenerse en un fuero moderno. Pero un fuero heredero de la esencia histórica de lo que fueron y de lo que representaban: Justicia, Igualdad y Libertad.

Un nuevo fuero aragonés, como clave de futuro de nuestro país, por supuesto daría un mayor margen de maniobra económica, ya que permitiría disponer de una hacienda foral propia, la recaudación de todos los impuestos en Aragón y el pago de una cuota al estado. Pero para ser justo, Aragón tendría que aspirar a que todas las empresas que realicen actividades económicas en Aragón paguen sus impuestos en Aragón. De no ser así, encontraríamos grandes empresas como todas las financieras (salvo algunas cajas de ahorros), compañías de seguros, eléctricas, petróleo y gas, telecomunicaciones, grandes superficies y centros comerciales, entre otras grandes empresas, que no pagarían aquí sus impuestos. Esto nos da una idea del nivel de colonialismo económico que padecemos sin que los ciudadanos de a pie tomemos consciencia tan apenas de ello.

La vigencia del pensamiento fuerista aragonés que defendemos en TA no sólo se limita a la cuestión fiscal. De la misma forma que durante el XIX el pensamiento liberal se inspiró en los viejos fueros como forma de oposición al poder de la monarquía absoluta, hoy el pensamiento fuerista adquiere caracter de innovación en la política aragonesa como forma de oponerse al poder del estado central que, como ente, ha sustituido al absolutismo, ejerciendo idénticamente con los pueblos y naciones históricas del estado. Por tanto, la idea de un nuevo fuero aragonés implica un corpus global que, partiendo de esta idea y del espíritu de lucha que su memoria evoca en los aragoneses, da forma a una democracia moderna y que garantizaría libertades y derechos sociales a los ciudadanos, superando el concepto medieval del privilegio aristocrático, a diferencia de lo que sucede en el estado español y con las políticas económicas de la Unión Europea.

En TA creemos en las posibilidades de un nuevo Aragón, construido por y para los aragoneses. No creemos en la mendicidad al gobierno central, ni en defender los intereses de Aragón en Madrid, ni en tener una voz para decir no se sabe qué en el cogreso de los diputados. Aragón no se construirá desde las lamentaciones, desde el lloriqueo fácil o desde el victimismo típico del aragonsismo político. TA cree en la fuerza de los aragoneses, en que cada año 100.000 aragoneses como mínimo tomaban las calles cada 23 de Abril para autoafirmarse, reclamar más Aragón y un futuro mejor. Para luchar contra los trasvases o cualquier atentado contra este país. Eso es lo que parece que ahora quieren que olvidemos lentamente. No olvidando, recreando la memoria para mirar al futuro con esperanza es la manera de conseguir volver a ser lo que fuimos. Desde la unidad, el convencimiento y recuperando el espíritu de lucha que siempre nos ha caracterizado. Aragón es un pueblo derrotado históricamente, y aún así constantemente sigue luchando y autoafirmándose. Si se hizo durante el XIX, si se volvió a hacer en el 78, si otra vez entre 1992 y 2002, podremos volver a las andadas por más años que pasen.

Los aragoneses deben recuperar la confianza en el sistema político inmediato a ellos, independientemente de lo que pase en el resto del estado. No podemos dejarnos arrastrar por la dinámica de ineficacia e inviabilidad política y económica que caracteriza al estado español. Podemos y debemos marcar nuestra diferencia, no por una cuestión de idiosincrasia o lengua, sino en base a nuestra tradición histórica. Aragón nace como un marco de convivencia, de derecho entre personas que querían convivir, de una necesidad de justicia que construyó una isla de libertad en plena edad media. Esa esencia es la que precismante necesita Aragón, ahora más que nunca. Si los aragoneses llegamos a poder ver en nuestra historia la clave de su futuro, Aragón será foral otra vez.

TA representa hoy una pequeña voz. Pero somos conscientes de la huella que todos podemos dejar en nuestros semejantes. Lo importante no es el número, sino que somos los suficientes como para estar de acuerdo en lo que queremos para Aragón y dejar nuestra impronta para que nuestras ideas calen en la sociedad aragonesa. Esto es TA, un mensaje, una idea que nace y debe crecer en la mente y los corazones de todos los aragoneses, poco a poco, día a día, sin pausa, inexorablemente... Esta carrera se visualizó el día que decidimos presentarnos por primera vez a las elecciones, y continurá mientras haya quien piense en Aragón como una estrella que ha de brillar con luz propia.

Unidos, otro Aragón es posible.

 

 

 

4 comentarios

Samuel San Miguel -

Lo importante es desvincularse de la CORONA ESPAÑOLA, y de la Jefatura de Estado.
Y pacifismo (para no ir de negativos) sobre la "presencia militar española" (deuda pública, lastre, y folklore cauduco-trasnochado)
Aragón, -"son sus ciudadanos", apenas 1,3...bueno, y los de fuera, que se aprovechan de ello...territorio expoliado.

Anales -

A mi modo de entender el sustento que debe de primar en una sociedad o conjunto humano no es otro que el económico, y para poder ser viable un proyecto es necesario disponer de los recursos, el estado español se sustenta de la economia del norte y de los votos del sur, y ahora (últimos 30 años)está creando un nuevo pilar que es hacer crecer el centro y situarlo en primer lugar, Madrid ya supera a Euskadi en renta per cápita (recordar que ahora gobiernan los PSOE-PP), que Cataluña se está viendo también en estas circunstancias, y Aragón que sigue siendo la ninguneada con el beneplacito de los aragoneses. O vemos el futuro que nos espera (conocer el pasado es primordial para un buen análisis)o que será, una vez más deberemos esperar a que decidan por nostros o empezar a dirigir un proyecto fuerte que nos diferencie y nos haga ver el potencial que tenemos donde las decisiones y el dinero lo gobernemos desde Aragón o continuar lo que hasta ahora están dibujando otros a su medida y necesidades. Yo en este sentido como unidad familiar, unidad comunitaria quiero lo mejor para lo que me rodea, y el 99.9% de mi tiempo lo dedico a Aragón y pisando esta tierra. La realidad virtual que desde los medios nos dirigen, es eso, virtual.

GuillenF -

El problema no es el Aragon antiguo, sino que la españa moderna y la antigua es la de siempre. Un Aragon moderno, no se sustentará en su pasado, salvo para saber que puede volver a brillar con fuerza. Yo no abogo por la fragmentacion de españa. Lo que digo es que vamos hacia su fin, ni por que me guste a mi ni porque no, sino que lo que nunca funciono bien, acaba por romperse, y nada es eterno, salvo los proyectos enfocados a la eternidad (iglesia, y aun asi).

Quizas podria encontrarse una formula de reequilibrio territorial que hiciera viable un nuevo estado español, que desde el respeto a las identidades nacionales pudiera constituir un estado, y esta fuera la base de convivencia incluso peninsular, pero la cultura de la españa profunda ha sido siempre la imposicion, y cuarteleros hay muchos. Por eso no creo que sea rescatable, pero si lo fuera podria ser incluso positivo, pero el los términos que indico.

Papelbit -

Yo creo que cometes un error en aplicar los conceptos modernos de política y economía al estado de Aragón antiguo que describes. Sin embargo, comprendo que se intente justificar las bondades de un estado anterior por oposición a un estado crítico hoy en día. Pero en vez de abogar por una fragmentación aún mayor de España, acaso se debería hacer justo lo contrario, reforzar la unión de todos para salir de esta, y a la vez mantener, como es lógico, la identidad territorial de cada parte de España. ¿Crees de verdad que el orgullo por la tierra o por una historia pasada es causa noble y suficiente para influir en decisiones y hechos (aún no ocurridos)que, probablemente, nos conduzcan a un estado peor? Modestamente, nadie puede preveer un futuro mejor con datos sesgados del pasado, por muy buenos que fuesen. Es mi opinión.
Buen post para el debate.
Un saludo¡